El pescado teppanyaki fue un auténtico deleite.

La atención del personal fue excepcional, a pesar de

que el servicio de habitaciones era un poco lento. La villa Harmony donde nos alojamos era impresionante, con una piscina privada. Además, Randa hizo un gran trabajo organizando nuestra visita a Tánger y el ambiente del hotel es increíblemente cálido.

Las villas son espaciosas y están decoradas con un gusto exquisito, brindando una atmósfera de lujo y tranquilidad que permite disfrutar plenamente de la estancia. La atención al detalle en el diseño era verdaderamente impresionante.

Mejorar la limpieza de caminos hacia la playa.

Honestidad del personal impresionante.

La experiencia culinaria fue sublime, especialmente con el pescado teppanyaki que te deja babeando. La atención de la Srta. Randa fue espectacular, asegurándose de que tuviéramos todo lo que necesitábamos, desde guías en Tánger hasta recomendaciones locales. Además, el ambiente del lugar era increíblemente acogedor, gracias a la calidez de su personal.

Aunque la villa era un lujo total, notamos algunas hormigas en el baño, un pequeño detalle que dejó su marca. La piscina estaba un poco fría, así que no la utilizamos como se esperaba, pero el restó del hotel seguía brillando con su encanto único.

recomendaría el lugar sin duda alguna para relajarse durante un par de noches

Maravilloso hotel, increíble ambiente, con un servicio excepcional por parte de su personal, que siempre estuvo atento a nuestras necesidades, además de contar con acceso a la playa privada y un gimnasio bien equipado para mantenerme activo durante la estancia.

Nada negativo

La villa que elegimos era increíble, con más de 200 metros cuadrados, un jardín privado y una piscina fresca para relajarse. La atención del personal fue excepcional, especialmente la Srta. Randa que nos ayudó a organizar una visita a Tánger, algo que realzó nuestra experiencia. Además, el desayuno servido en la villa era abundante y delicioso.

El acceso a la playa podría mejorarse.

Las villas en este hotel son realmente impresionantes, con más de 200 metros cuadrados, un jardín privado y una piscina donde puedes relajarte como un verdadero rey. La oferta gastronómica resalta, especialmente el restaurante Safron que ofrece auténtica cocina tailandesa, un verdadero manjar.

A pesar de la belleza del hotel, el acceso a la playa no es el mejor. los caminos necesitan un poco más de atención para facilitar la llegada. El desayuno se sirve en la villa, pero en mi experiencia, a veces parecía que tardaban un poco demasiado en traerlo, lo que podría ser frustrante si tienes planes.

Estancia tranquil·la amb un servei excepcional. Habitació immensa amb piscina privada, ideal per relaxar-se. El personal encantador, sempre amb un somriure. El restaurant, una delícia. Només un però, els camins cap a la platja necessiten una mica d'atenció.

un trato excepcional que supera expectativas

espacios bien cuidados, atención excepcional

precios elevados

Mucho bombo, poca chicha

Las villas son realmente excepcionales, con más de 200 metros cuadrados y una decoración exquisita que invita a relajarse. La atención del personal es sobresaliente, especialmente en el restaurante con su oferta gastronómica deleitante, destacando los sabores tailandeses. Sin embargo, el acceso a la playa podría ser mejor. En general, una experiencia muy placentera.

La villa Harmony donde me alojé era un espacio impresionante, con más de 200 metros cuadrados, un jardín exuberante y una piscina privada que ofrecían un lujo incomparable. La atención del personal fue excepcional, destacando la ayuda de la Srta. Randa, quien gestionó una visita guiada a Tánger. El desayuno en la villa fue un verdadero festín, pero el servicio a veces se sentía un poco lento, y los caminos hacia la playa necesitaban mantenimiento para mejorar el acceso. En cuanto a la comida, no puedo dejar de mencionar el pescado teppanyaki a la parrilla, que fue un auténtico deleite.